Prótesis biónicas
La biónica consiste en la aplicación del estudio de los fenómenos biológicos a la técnica de los sistemas electrónicos. Podemos de este modo definir las prótesis biónicas como las prótesis o extremidades artificiales dotadas de cierta autonomía e “inteligencia” capaces de realizar la función de una parte faltante del cuerpo.
Las prótesis biónicas logran esta autonomía e “inteligencia” mediante el empleo de sensores, procesadores, actuadores y complejos algoritmos de control.
Se puede decir que las prótesis biónicas son la segunda generación tras las “prótesis mioeléctricas”, que se vienen empleando ya durante décadas, sobre todo para la construcción de prótesis de extremidad superior.
El modo de actuación de las prótesis biónicas es muy similar a aquéllas; recogen e interpretan los impulsos nerviosos que el usuario envía a la musculatura periférica a través de sensores colocados sobre la piel, en el sistema de encaje protésico, pero también los datos que ofrece el medio externo, a través de los datos que la propia prótesis ofrece durante su funcionamiento. Estas señales propias y externas son interpretadas mediante un sistema informático integrado dentro de la prótesis, que a su vez devuelve la orden de actuar en el sentido e intensidad necesarios.
Sirve de ejemplo el de sostener un vaso de plástico desechable con una prótesis biónica de mano. Aunque el modo de actuación puede ser el mismo si el vaso está vacío o lleno, la intensidad o la fuerza con la que se sujeta debe ser diferente. Mayor cuando está lleno, para que no se caiga, o más delicada cuando está vacío, para que no se aplaste.
Si bien las primeras prótesis biónicas se han enfocado hacia los miembros superiores, debido a la gran cantidad de movimientos finos y proporcionados que se le pueden exigir a una mano, actualmente se están imponiendo también en el campo de la protésica de extremidad inferior. Así, las prótesis biónicas de pierna no solo tienen en cuanta las órdenes emitidas por la musculatura del usuario, sino también las que reciben de la interacción con el terreno, como pueden ser la velocidad de la marcha, longitud del paso, pendiente… teniendo así muchos más datos para responder en fracciones de segundo a las necesidades del usuario en cada momento.
Las contrapartidas que se le pueden achacar al empleo de las prótesis biónicas van disminuyendo poco a poco. Su peso va siendo cada vez más reducido y la necesidad de entrenamiento para su control también se va haciendo cada vez más fácil.
En cualquier caso, tal como ocurre con el resto de prótesis, para el correcto funcionamiento de una prótesis biónica es de vital importancia el sistema de encaje. La parte que conecta la máquina con la persona, que debe ser fabricada de manera óptima por manos bien entrenadas, para garantizar la comodidad del usuario y la correcta transmisión de sus impulsos nerviosos.
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